¿Qué diferencia a la persona que navega por los obstáculos de la vida y sale ilesa del otro lado, de la persona que atraviesa circunstancias similares pero cuyo bienestar psicológico o físico se ve amenazado?

La nueva enfermedad COVID-19 y la pandemia ha provocado que varias naciones experimenten una grave crisis de salud, tanto física como emocional. Durante los últimos años hemos sido bombardeados de noticias que nos muestran la creciente pérdida de control sobre las emociones. Algunas personas destacadas en el ámbito académico, profesional o con elevado coeficiente intelectual no logran sobrellevar de la mejor manera cierta situación difícil mientras que otras con menor CI se desenvuelven sorprendentemente bien, según Goleman, en su libro La inteligencia emocional, porqué es más importante que el coeficiente intelectual, “esta diferencia radica en el conjunto de habilidades de una persona con inteligencia emocional, habilidades entre las que destacan el autocontrol, el entusiasmo, la perseverancia y la capacidad para motivarse a uno mismo”.

¿Qué es la resiliencia?

Desde una perspectiva psicológica la resiliencia se ha definido como la capacidad de adaptarse positivamente a las condiciones de vida. También puede entenderse como la capacidad de recuperarse de las dificultades y trauma, y como lo define la Asociación Americana de Psicología, “el proceso de adaptarse bien frente a la adversidad, trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de tensión significativas, como problemas familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud o situaciones estresantes del trabajo o financieras.”

¿Existe un componente biológico relacionado con esta capacidad?

Se han estudiado posibles vías neuronales implicadas en la presencia y expresión de rasgos de resiliencia:

  • Cortisol y dehidroepiandrosterona (DHEA): hormonas glucocorticoides implicadas en el estrés y la resiliencia. Cuando se expone a un factor estresante se libera cortisol y DHEA. Numerosos estudios han sugerido que la DHEA tiene una correlación positiva con la resiliencia psicológica, ofreciendo protección putativa contra el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y la depresión.
  • Neuropéptido Y: Su aumento se asocia con una disminución de la depresión / ansiedad inducida por estrés.

¿Cómo ser persona resiliente?

A continuación, presentamos algunas recomendaciones basadas en la evidencia para fomentar la resiliencia:

Recomendaciones de la Asociación Americana de Psicología

Construye tus conexione

  • Dé prioridad a las relaciones
  • Únase a un grupo

Fomentar el bienestar

  • Cuida tu cuerpo
  • Practicar la atención plena
  • Evita las salidas negativas

Encontrar un propósito

  • Ayudar a los demás
  • Ser proactivo
  • Avanza hacia tus objetivos
  • Busca oportunidades de autodescubrimiento

Abraza los pensamientos saludables

  • Mantener las cosas en perspectiva
  • Aceptar el cambio
  • Mantener una perspectiva esperanzadora
  • Aprender del pasado

Por Thandi Marcillo     .