
Existe un impacto negativo entre una mala alimentación y el Covid-19. La mayoría de las personas llevamos una dieta occidental; mayor consumo de comida con alto contenido de grasas saturadas, azúcares y carbohidratos refinados. En todo el mundo predomina la alimentación inadecuada, lo que contribuye a la prevalencia de la obesidad y la diabetes tipo 2, estas enfermedades son dos destacados factores de riesgo de COVID-19 grave y la mala alimentación podría colocar a estas poblaciones en un mayor riesgo de patología grave por COVID-19 y mortalidad.
¿Por qué puede agravarse la enfermedad Covid-19 por una dieta poco saludable?
La típica dieta occidental consiste en altas cantidades de grasas saturadas (HFD), carbohidratos y azúcares refinados, y bajos niveles de fibra, grasas insaturadas y antioxidantes.
El sistema inmunológico se ve afectado directamente por lo que uno come, las deficiencias de cualquier nutriente, o el exceso de este, pueden afectar adversamente al sistema inmune.
- El consumo de la dieta occidental (DO) activa el sistema inmunitario innato y deteriora la inmunidad adaptativa, lo que conduce a la inflamación crónica y al deterioro de la defensa del huésped contra los virus.
- La DO inhibe la función de los linfocitos T y B, importantes en la lucha contra los virus. En pacientes con Covid-19 se han encontrado bajos niveles de estos.
La alimentación puede fortalecer el sistema inmune y proteger la salud durante el Covid-19
Una respuesta inmune óptima, que limite las infecciones depende de una dieta y nutrición adecuada, que permita reducir la inflamación y el estrés oxidativo.
- Poco consumo de micronutrientes (Vitamina A y Zinc) han sido asociados con un aumento del riesgo de infecciones.
- La vitamina C, E y fitoquímicos (como los carotenoides y polifenoles) tienen alta capacidad anti-inflamatoria y antioxidante.
- La vitamina D puede obstaculizar la entrada de los virus a las células.
- La fibra dietética que fermenta la microbiota intestinal en ácidos grasos de cadena corta, tiene efectos anti-inflamatorios antes y durante una infección.
- La alimentación saludable tiene un rápido efecto antiinflamatorio, incluso en personas con obesidad.
En resumen, es fundamental tener en cuenta el impacto de los hábitos de vida, como el consumo de dietas poco saludables, en la susceptibilidad y recuperación del COVID-19. Ahora más que nunca, un mayor acceso a alimentos saludables debe ser una prioridad.
Por lo tanto, se recomienda que se abstenga de comer alimentos ultraprocesados, con alto contenido de grasas saturadas y azúcar o sodio y, en su lugar consuma grandes cantidades de fibra, cereales integrales, grasas insaturadas y antioxidantes para reforzar la función inmunitaria.
Por Thandi Marcillo .